Hoy hicimos un pacto. No fue un pacto cualquiera
ni tampoco producto de la casualidad.
Bien conscientes que estábamos y además fue sincera
la promesa, pues de ambos era necesidad.
Acordamos querernos cada vez que ella quiera,
cada vez que yo quiera, con la seguridad
de que nuestro cariño no será pasajera
calentura que alivie de ambos la soledad.
De tal forma fue el trato que, seguros estamos
de que ya nunca, nunca sentiremos hastío,
ni tristeza, ni tedio, ni desesperación.
Y aunque estemos distantes si a encontrarnos llegamos,
mi cariño ya es suyo, su cariño ya es mío
sin excusa ninguna, sin contraposición.
Heriberto Bravo Bravo SS.CC