De cada flor robando el terciopelo,
pudo adquirir tu rostro, la tersura,
de gotas de rocío, la frescura,
el rojo de tus labios, del ciruelo.
Y generosa la naturaleza,
le dio un tinte dorado a tus cabellos,
tus ojos fueron siempre los mas bellos,
dando el color a ellos, la belleza.
Tu cuerpo, en armoniosa melodía,
transita el pentagrama de tu sino.
Aromas a tu paso vas dejando,
cada uno una bondad, querida mía,
que te envuelve en un hálito divino,
mientras tanto, te sigo adorando.
®Susana Valenzuela
12-10-11