Las fuerzas no me responden
cuando realizo un esfuerzo
para superar mis males,
consecuencia inevitable
del largo paso del tiempo.
Mi cuerpo ya es débil, viejo,
y mi ánimo cansado
en vano quiere burlarse
de tantos años vividos
ayer, desafiando al viento.
Mi cuerpo se ha consumido,
resulta en balde el esfuerzo
y en mi mente, viejos sueños
frenéticos, aletean
buscando ser consumados,
sin reconocer mis años
ni lo triste del momento.
Cada vida es limitada
y son nuestros torpes excesos
de épocas ya pasadas,
nuestro candado y tormento.
Por algo da vuelta el mundo
y rueda por el firmamento.
Hombre joven, impetuoso:
te sientes "dueño del mundo"
y quieres vivirlo todo
en vertiginoso intento;
pon atención a mi ejemplo:
Sé más prudente y atento,
administra bien tu vida,
no desperdicies tu tiempo,
valora muy bien tu cuerpo
y así, vivirás contento.
Nadie es eterno en el mundo,
no es eterna nuestra vida,
pero vivirla debemos
con un respeto profundo
y una meta definida.-
Eduardo Ritter Bonilla.
Viernes 29 de Enero del 2010