Sobre mí no siento la mano de nadie.
No hay hilacha más fina que justicia,
digo esto y, sé que no es primicia,
la razón que su mano siempre obvié.
Mi vida sin camino trazo y surge
intensamente pero sin furias
en paz, a pesar de las penurias,
sereno voy entre fiera que ruge.
En mí siempre hay más amor que odio.
En manos amigas, siento diferencia,
amo con amor, sin competencia.
El día y la noche fluye sin episodio,
es una, larga y sola, como uno mismo
se halla, en la cumbre o en abismo.
Autor: Alcibíades Noceda Medina