Oigo sus pasos silenciosos
en cada instante, en cada tiempo,
todos los días y todas las noches,
ella viene siempre.
He escrito muchos poemas,
de mil maneras,
pero siempre dicen sus versos,
ella viene.
En los días fragantes de septiembre
por un sendero del parque,
en la oscura lluvia de las noches de julio,
ella viene.
De espera en espera,
son sus pasos los que saltan
en mi corazón,
y el dorado roce de sus pies
es lo que hace brillar mi alegría.
Sobre una nube entre los rayos del sol,
ella viene para siempre.
Humberto Reyes H