Como ciclista sin su bicicleta,
como fuego sin sus llamas,
como niño sin su paleta,
como pez sin sus escamas.
Como vida sin sus obstáculos,
como cielo sin sus estrellas,
como pulpo sin sus tentáculos,
como rey sin su doncella.
Como genio sin su mente,
como museo sin su historia,
como pueblo sin su gente,
como famoso sin su gloria.
Como maestro sin su pizarra,
como catetos sin su hipotenusa,
como bebidas sin su barra,
como poeta sin su musa.
Así me siento sin tu presencia,
inundado de un agudo dolor,
y por no poder sentir tu escencia,
hasta mi piel comenzó a perder su color.
EFRAIN TRINIDAD RODRIGUEZ
Morovis, Puerto Rico
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