El deseo me embistió súbitamente.
Mis labios emigraron presurosos a tus tibios hombros aterrizando en tu enardecida piel.
Tu fragancia se enmaraño en mi aliento, mientras mi lengua recogÃa suspiros de entre tu cuello.
Mis manos peregrinaron a tus pechos anidándolos tiernamente,
Su calor y suavidad enlazaron mis ansias a tu pezón,
botón firme y florido queriendo explotar.
Tu cuerpo vehementemente desnudo se arropo en el mio.
Tu lengua y mi lengua, tus labios y los mios danzaron su liquido rito.
Mi mano febril indago tu centro, húmeda selva anhelante y audaz.
Brasa vigorosa e intransigente. Incandescente callejón al nirvana.
El cataclismo gesto su hoguera en mi interior,
congregando una turba de sentimientos enmedio de mi pecho.
Lumbre terca y altanera que vertiginosamente me sometió,
explotando mis contenidas ansias en un grito desesperado, en un callado aullido de pasión.
Hoy tu desnudez me tomo del cuello. Hoy, tu olor me vulnero completo. Hoy, el deseo me estrujo papel. Hoy, te extrañe mas que siempre.
José Luis Mendoza Aubert