Si tuviera unos años menos, mocita,
con la experiencia que tengo.
Si yo tuviera unos años más (le dije)
con lo rápido que aprendo, abuelo.
Y cogidos del brazo bajaban por la calle
en pasos irregulares y de imprecisa seguridad
Ella era todo amor y delicadeza
recordándole pasos de peatones,
aceras imperfectas y obstáculos a salvar
El respiraba el aire como si descubriese una función nueva
y andaba como si fuera nuevo el recorrido.
Ya en casa con toda su recopilada comodidad
hablaba de que perteneció a la columna de hierro
No hay nombre más fuerte para estas milicias espontáneas
formadas por hombres abocados irremediablemente
a su formación.
Contaba aventuras de carreteras desiertas,
con hambre y munición en los bolsillos.
Pero por muchas veces que lo contara,
se perdieron las aventuras como el humo,
y yo no tuve el ansia de aprender.
Aunque se recitó más de una vez,
yo no me supe educar,
ofuscada en mi cuerpo juvenil.
Mi querido “abuelo” si tuviéramos más tiempo.
Ahora, con la edad que tengo, Abuelo.