Un día sin más ni más sentí
que mi mundo se venía abajo,
lo que estaba sufriendo,nunca
lo habría imaginado.
Pero menos aún habría soñado,
con la más grande lección de
amistad y amor, que en esa
cama de hospital me estaba
aguardando.
Conocí en mi desesperación, a
los verdaderos amigos, y la
devoción de mis familiares,
pero también experimente la
desilusión, de quien considere
grandes amistades.
Hoy que todo quedó atrás como
un mal sueño, doy gracias al
Creador por hacerme conocer,
y valorar los amigos y la
familia que tengo.
Mercedes del Pilar Reyna Camacho
mrc.13.04.10