El mar se quedó viviendo en sus ojos
también se quedaron el sol y el lucero
la brisa quedó cubriendo su piel
y el negro azabache se enredó en su pelo;
él me considera su hermana pequeña,
somos confidentes en temas de amor,
siempre se preocupa de mis sentimientos,
siempre se interesa por mi corazón;
no puedo entender mujer que rechaza
beber cada día un sorbito de cielo,
que llegue a su vida para hacer herida
que le haga sufrir como está sufriendo.
No puedo entender cómo se renuncia
a vivir un sueño hecho realidad,
ella fue su vida y fue su condena,
fue la injusta dueña que no quiso amar.
Como fiel amiga estoy a su lado
mitigando pena,reponiendo paz,
¡si supiera él que es toda mi vida,
que sus confidencias duelen de verdad.!
Pero me conformo con tocar su cara
ahora empapada en lágrimas de sal,
porque cuando ríe se asoma el lucero,
porque cuando llora derrama su mar.