Un día un tal García
Fue alcalde de Badajoz
En su piel, el sol tenia, en su corazón un Amor
Engrandecía a la vida, soñando en su tierna voz
Y a unir en paz sentiría, vendita su población
Elegido por su gente
Mi bisabuelo creía!.. Que en su sentir obediente
Soberbia jamás habría…
Solo un camino decente, y en las caras alegría!.
El tiempo lo ha premiado, bañándolo con su luz!.
Creyente del buen Jesús
Gano un pedazo de cielo, o tal vez, sin más rodeos
Se dibuja su sombrero, en algún bar andaluz!.
María Verónica García