El agua pregunta a la fuente si la quiere,
porque todos los días y las noche humedece;
Alegre turpial perplejo, en cuanto a el se refiere,
exclamó afanado al escuchar lo que acontece:
¡Calmo la sed con el agua que de la fuente brota
y nadie me preguntan si la quiero, si la bebo!
Ante semejante parloteo la fuente inquieta
pensó que guardar silencio al fin y al cabo
no resolvería tremendo enredo desatado.
Aun grillito tranquilo sobre la piedra recostado
le preguntó: ¿en este caso cómo intervengo?
Respondió diciendo: si con el agua convengo
para que la fuente viva, es posible que no ahogue,
el pájaro pronto muere si no moja su garganta,
para todos no sería realmente fuente sin el agua,
el paisaje perdería su gracia y sensación grata.
Son entre si tan necesarios pájaro, agua y fuente,
uno al otro permiten hacer en la vida interesante
complemento y unidos en la foto bonito panorama,
donde nadie sabe con certeza quien la fuente ama.