Oye pequeña!
se ha caído una página
de mi historia,
rugosa,
amarilla, ajada,
no la levantes
tiene el prólogo
de alguna gloria,
y la hermosura
de alguna que otra mirada.
Deja que sus letras
hablen por si solas,
maquilla un poco
su endeblez inusitada,
perfuma su hastío
que su fragancia perfora
la flor seca
que yace en sus palabras.
Oye pequeña!
tomémonos de las
manos
que el sol calienta
y luego implora,
mirar hacia adelante
hablar lo que callamos,
sentir que nuestra vida
no es esclava de las horas!
Y a cada caricia
de tus halos perforantes,
el sueño está ahí
cerca, muy poco lejano,
llevame hacia él
no tardes un instante...
ven mi pequeña!
ya, tomame de las manos.