Eres demasiado bella
para que seas realidad,
más que un ángel, para mi.
Eres un sueño imposible
un ángel inaccesible
y yo enamorado de tí.
Eres tú la que me inspira
cada palabra y poema
que destila de mi pluma,
abre surco en los renglones
y germina en suaves versos
verdes, como la esperanza.
Te miro tan elevada,
tan lejos de mis alcances,
por encima de las nubes
y, no obstante, necesito
de tu gentil compañía
pues no vive el alma mía
mas que para ser de tí
desde que te conocí
en aquel mágico día.
Si no estás, me falta el aire;
sin la luz de tu mirada
es de tinieblas mi mundo
y no hay consuelo más rotundo
que acunar en mis oídos
tu voz serena y pausada.
Ángel divino y precioso,
mujer hecha de ilusiones,
la del corazón hermoso
y las más tiernas emociones:
dame sólo una sonrisa
de ese rostro primoroso,
que estoy de tu amor ansioso
y sumido en contradicciones.-
Eduardo Ritter Bonilla.