Hoy siento tu calma,
tu amor, tus besos, tu esencia.
El forraje de tu recuerdo,
mi vida, mi ilusión, mi deseo.
La estancia tiene el color de tu pelo
enredándose entre mis dedos.
Y la luz presume del destello de tus ojos
de su alegría, su hermosura y su canto.
Inundas todo aquello que advierto,
hasta en tu huida hacia la reclusión,
la paz, la armonía y la oración,
me nacen nuevas vocaciones.
Estas en mí. Transpiras por mi piel
y la serenidad que me invade
me dicta un paso más hacia el amor,
hacia la única calma de tu pasión.