Serpentea el dolor,
desde el sitio de mis flageladas carnes,
y desde la hondura interior, salto al vacio.
Se aleja el ayer, inexistente y lejos.
el hoy enlaza la desesperanza,
el interrogante la nada.
Y el manana es la utopica quimera,
plenitud de ilusiones pasadas.
Estallan las moleculas de mi dolor,
y trepan la escala celeste.
Penetran mis poros las cuchillas,
que se afilan insensatas,
en la espuma de tus besos.
Crucificada y vencida, giro en el torbellino,
que provoca el huracan.
Y me abandono a la lluvia,
desatada por la urgencia de tus brazos.