Las hojas amarillas, algunas verdes,
no encuentran su sitio,
enloquecidas por el huracanado viento.
Yo, en grotesco aspaviento mental,
trato de retenerlas, de coger alguna de ellas
pero es imposible,
en vertiginosa y atolondrada carrera
sin saludarme, ni verme apenas,
pasan a mi lado, a través mio y se van..
Vuelvo mis ojos
a la línea que delimita
el pequeño parque, de la acera,
allí forman un melancólico tapiz,
una alfombra amarilla
tamizada de marrón y verde,
cuyo tejido se mueve
y suelta algunos hilos..(hojas) que aun estando en mi entorno,
parece, que forman parte de mí.
Siempre me habeis maravillado hojas secas,
preludio y esencia de la estación otoñal,
si Machado esperó un milagro de la primavera
yo quiero quedarme, perderme, olvidarme,
como una de vosotras
en el asfalto de una calle cualquiera,
sin nombre,
o acaso.. que algún ser vivo se asombre
de no saber con certeza
si mis pasos regresan
o tal vez se van.