Carta del abuelo a su nieta

Trujillo, octubre de 1977

Querida nieta Shirley:

Todo lo que tengo lo pedí, todo lo que he logrado, he luchado desde que te conocí. Reflexioné contigo sobre muchas bendiciones y momentos inolvidables. Dios me envió un ángel para que me cuidara. Eres mi única familia. He luchado contra las dificultades, he renunciado a mis deseos vicios por ti y he apartado mis sueños para protegerte.

Somos inseparable y seguí tu consejo, la gente dice que soy el viejo y perdedor, pero tú crees que soy un héroe. No puedo darte todo lo que te mereces.

Cuando vi tu sonrisa, dejé todas mis preocupaciones a un lado. Me beneficié rico de saliente influencia porque mis vicios me llevaron al reborde de la privación y tuve que vender mi casa y mi negocio.

Lo eminente para vosotros es que seamos felices gracias a la insistencia de Dios. Siempre estamos juntos y nadie podrá separarnos.

siempre me dices: no nos importa que seamos pobres, lo que importa es que estamos juntos.

Me moriría, tengo temor de perderte.

Atentamente

Tu Abuelo.