Atrás
Migas de sol sobre la mesa del olvido.
Quiso la Duda,
prima hermana de la muerte,
Revolcarse con los espinos,
Y el hijo que tuvieron,
Malhechor que calza el traje
del ebrio maloliente
Nos empapó con su vino,
Salitre
del dolor enmudecido.
Atrás
Más a lo lejos,
Flameaban absortos
Los buenos recuerdos,
El amor suspendido,
La Bandera rota de los queridos.
Atrás
En un rincón del entierro que no se pudo,
Machado,
Susurrándonos:
“hoy es siempre todavía”
Nosotros
que nos volvimos sordos,
Por lo que duró el rato de esta distancia eterna,
Nosotros
que nunca supimos
Rescatarnos de la propia agonía
Nosotros,
tierra de nadie,
De vergeles arrasados,
De tiempos ya vertidos,
Con nuestras miradas-valijas,
y Adoquines agitados,
por las huellas del desencuentro.
Nosotros que nos hartamos de perder.
Perder y perder
Sobretodo el canto.
Las caricias soñadas por las manos.
Nosotros
que ya no pudimos continuar cargando
el nombre
del infame desencanto.
Volvimos atrás.
Volvimos desnudos.
Volvimos nuevos.
Y hoy, Somos pasos.
Pasos, aire fresco.
Senda hacia lo incierto.
Qué importa?
Si de ayer en adelante,
Caminar,
se dice
luz.
Se dice,
otra vez.
Se dice,
por fin.
Se dice,
juntos. Miriam Mancini 30/10/09-a mi tatuaje.