Peregrina de las estrellas

Mi presencia evoca tus lágrimas,

bellas pero al cabo saladas.

Y tus lágrimas regadas en mi compañía

confunden en mi corazón a los latidos.

Nunca había visto más hermoso recorrido

que el de esa lágrima deslizándose hacia el fondo de mi alma.

Ni más directo camino hacia mi corazón

que el de la estela que perseguía a la gota fugitiva.

 

Montañas de minutos escalé y lagunas de tiempo buceé

para tratar de comprender lo que me tatuó esa párvula peregrina de las estrellas.

En su descenso y en cada poro que mojaba

me lanzaba universos de sentimientos

que una vez en mi pecho, chocaban, morían, renacían,

se negaban o contradecían de tal forma que no sabía

si lo que sentía era tristeza o alegría.

 

Era todo lo alegre que puede llegar a ser la tristeza.

Saber al fin con certeza que por un segundo me tuvo en su cabeza...

¿ Eso es alegría... ?.

Contemplar la realidad de un sentimiento que salta de sus pupilas convertido en regalo

del que me sueño destinatario... ¿ Eso quizás tristeza... ?


Tal vez ese llanto

sea obra de un genio novato

que escuchó mis penas

y al tratar de atenderlas

sin tener licencia,

fabricó esta cruel mezcla.

Materializar la ilusión de ser él para ella

con materia que no duela,

es pretensión muy alta para un genio cualquiera.

¿ Que me has hecho Genio ?.

¿ Como has podido... ?.

Entregarme a mi amor en alambres de espino.

Antes creía que no podía y ahora que puedo...

¿ como lo haría ? si precisamente abrazándola la mataría.

Si la cojo la pierdo y si no se aleja.

 

Solo aceptando ser feliz en la tristeza

podré tenerla cerca.