Entre cada minuto del día,
Atrapado en los murmullos de la tarde,
Atrapado entre las hojas del calendario,
Atrapado, sin verte una semana.
Se deshoja hoja por hoja mi cuaderno,
Y todos los versos son solo tuyos,
Estoy sentado en la acera
Bajo el flameante ocaso de martes.
Aquí sentado en la acera, frente a mi casa,
Viendo como el martes a un humea;
Aquí bajo el agónico día de martes,
De tanto extrañarte creo morir con él.
Ahora va más lento el día,
A oscuras los segundos entran en querellas
Y difuso el día se vuelve eterno,
Solo logra a crecentar mi agonía.
Es martes y el sol a descansa,
Ahora titilan las estrellas con su luna
Y sigo aquí, sentado, solo,
De la mano con tu recuerdo, una pluma y mi cuaderno.