Murió Juan Pablo Segundo.
Se quedó más solo el Mundo.
Ejemplo nos dio viviendo.
Ejemplo nos dio muriendo.
Todos, Creyentes e Incrédulos,
Sin él, su orfandad sintieron.
Nos recordó a Jesucristo,
Hijo de Dios y del Hombre:
Fue un Padre. Fuimos sus Hijos.
Se dio a todos sin medida.
Hasta quedarse sin vida.
Guerra declaró a la Guerra.
Luchó por la Paz, sin tregua.
Fue con todos tan humano
Que a la Humanidad entera
Quiso estrechar con sus manos.
Dejó a los que estaban cerca.
Se fue con los más lejanos.
Buscó a la oveja perdida
Para atraerla al rebaño.
Hablando en nombre de Dios,
Fue la Voz de los “sin voz”
Y Amor de los “sin Amor”.
A todas puertas llamó
Y a todos abrió sus puertas.
A nadie se las cerró.
Tomó a Jesús por Modelo:
Fue indulgente con los Malos.
Fue exigente con los Buenos.
Sintió la Fe que tenia
Porque de su Fe vivía.
Y la sintió con tal fuerza
Que a todos la trasmitía.
Quienes hablaron con él,
Trasformados quedarían.
Acercó la Iglesia a todos
E hizo de todos Iglesia,
Porque Dios vive en nosotros
Y habita en nuestras conciencias,
Haciendo un todo, de todos.
Por ser Padre y por ser Santo,
Le llamaban “Santo Padre”.
¡Qué nombre tan bien ganado
Y qué nombre más bien puesto!
Cuando ante Dios se presente,
Le dará los “Buenos Días”
Y le dirá, simplemente,
“Dios Mío, Misión Cumplida”.
Pedid por mi, nos dijiste.
Santo Padre, te decimos:
Por los Santos no se pide.
A los Santos, les pedimos.
Sentid pena, no tristeza.
Alegraos. Alegraos
Que, tras recorrer La Tierra,
Ya el Papa al Cielo ha llegado.
Ahora que al Padre has llegado,
Acuérdate de los Hijos
Que en este Mundo has dejado,
Temblando sobre el Abismo
Que abrimos a nuestro paso,
Tras de perder el camino
Que Dios nos dejó marcado.
¡Para que en él no caigamos,
Sujétanos, Padre Santo,
Fuertemente con tus manos!