En el ceñir de la tarde,
entre el adíos de otro día más.
El ocaso se despide y apaga
el sol cortando la luz.
Al fin sale la primera estrella,
dando paso a la noche.
Entre los arboles la luna filtra
su brillo entre las sombras.
Asentí y me atacaron las melancolías
que quiebram la paz.
Quise ser fuerte y trate de ignorar
la voz del viento,
que en silencio remojaba
mis memorias deshilando la mente.
Y bajo la sombra de bosquejos
de lirios te imagine,
Y a ojos abiertos soñé
la vida junto a ti,
y aunque duela admito la verdad,
y no fantaseo otra vez.
Desesperado me encuentro
y declaro que loco estoy,
loco por probar tus labios de fuego,
en los que está
aquel sabor que solo
en tu boca halle.
Tal como si fuese cierto,
tu recuerdo aun me da
la contexturta de tu perfil,
que regocija mi pupila.
Añoro el tiempo que contigo pase
y recuerdo el primer beso.
El ¨si¨ se viene y retumba
fuerte en mis oídos,
como burlándose por ser
tan miserable a la par tuya.
El sentimiento de soledad
ahora creció, igual que
la distancia que te hace
olvidar tu pertenencia.
cristopher antonio moraga
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26/03/10.