También tiene aniversario el olvido
y es terrible el dolor que en mí causa.
Si acompañarte me hubieras permitido
el adiós no hubiera sido eterno sin pausa.
Después del abrazo se quebró el eslabón,
tu mirada me dice; no puedes venir.
Te besé en la frente buscando perdón,
nuestros labios; ya no pudieron sonreír.
El destino poco a poco nos separa
los cariños cálidos ya es reminiscencia,
lo que fuimos un día, ya no nos ampara,
el efímero tiempo impone distancia.
Sin embargo tú en mí no eres sombra
en mi corazón siempre te he tenido,
una vela de fe se asoma de la penumbra
una melodía toca mis entrañas los vivido.
Sigo corriendo por la senda impuesta,
cada vez que cierro los ojos veo tu rostro,
cual cristo, llevo ésta cruz acuesta.
En la despendida murió el amor nuestro.
Un día menos pensado te llevaré al cielo,
la tenue luz del corazón se hará sol,
princesa mía, te elevaré de este suelo
y seré tu príncipe azul, cumpliendo su rol.
Autor: Alcibíades Noceda Medina