PEQUEÑA ANTOLOGÍA 1
Viento humilde, de lacios cabellos grises,
morador del pensamiento, hijo adoptivo de la
eternidad; desciende sobre el campo que espera,
adormecido, tus caricias.
* * * * *
La tierra noble y siempre dadivosa.
Y la dorada espiga que germina del trigo.
Una bendita gota de agua tibia y pura.
De un cielo esperado, azul y lleno.
* * * * *
Hay un silencio oscuro y constante
tras el murmullo que nace del viento.
Y una luz con timidez dorada
brota en la lluvia fina y perlada.
* * * * *
En un vuelo de subyugante aventura remontamos
el viento y el cielo de un mundo que vemos
pequeño, y los instantes más dulces
de todos los tiempos.
* * * * *
Contaba el cuenta-cuentos y todos escuchaban.
Los más listos, sonreían; los niños pobres, soñaban.
Ahora que lo pienso, a todos agradaba.
Y era vivir en un cuento hasta que la historia acababa.
* * * * *
Soy una mota de polvo, un grano iridiscente
que me recuerda la parte que fui derramada
De tu mente liberal.
* * * * *
He caminado descalzo sobre llamas encendidas,
dejando tras de mí las cenizas frías que mis pies
iban pisando. Luego, el viento volaba todo rastro
de lo que fue la pira y la hierba verde volvía
a nacer en ese lugar, borrando los indicios
de que una vez caminé descalzo
y apagué las llamas encendidas.
* * * * *
A veces somos grandes guerreros;
a veces, sólo niños que padecen miedos.
Unas veces, con mucho valor luchamos
y otras muchas, solo nos asustamos.
* * * * *
Una flor heráldica bordada en la capa larga
que ondula y riza el aire gris,
que sopla y eleva la estela
de polvo fino y cobrizo
que el jinete y su caballo
van dejando al camino.
* * * * *
Un pétalo de rosa en un libro de poemas y ternuras,
mil fragancias, de recuerdos y aventuras.
Y un beso de tu boca
que me cuenta las cosas ocultas
de una pagina en blanco
cuando sólo queda el aroma y las palabras perdidas
del mundo del amor
donde todo es nuevo cada día.
* * * * *
También rugían las fieras
y el entrechocar de los dientes del miedo;
rugía el viento en los riscos
y el mar fuerte en la orilla;
rugían los cielos aquellos
y la luz como si rugiera en la noche;
también una morada escondida
para rugidos bravos y fieros.
* * * * *
Volveré de nuevo a ser yo
tras haberme alejado del todo.
Estaré en muchos lugares
puesto que nunca permanecí en ninguno.
Escribiré mi nombre en el fuego
que desde siempre ha ardido
y también en el agua,
que desde siempre he sido.