Quisiera llegar el día;
que las promesas de los hombres
no fueran arrancadas de la más fecunda hiel;
malditos vientos, cargados de palabreríos y
tormentos, impasibles ante las lágrimas del
Ser.
Malditos viejos, mezquinos, orgullosos mofan
los labios, desprendiéndolos de todos su afanes.
Ladrones, usurpadoress, codiciosos del sentir que
nunca hallaron, aferrados a la nada,
desencadenados contra toda razón.
Improbo silbido, su alma ruge con la palabra robada,
avaros inmortales. Cargados de tiempos y edades, polvo
de eternidad errante.
Ineludible temperamento. Cegado de lujurias y muerte.