Ya no cesa el compás del tictac terminante
y en su sístole regular no interrumpe las horas.
Es mi tiempo, no mas, quien con marcha constante
de su breve existencia va pidiendo demoras.
¿Quién la cuenta desagua de la fuente bermeja
componiendo canciones de vivencias de otrora?
¿Quién transporta el compás y equilibrio refleja,
en los espacios y frases de las hondas vaguadas?
Una cíclica chispa, que en delirios la noche despeja,
se prorroga volátil, al Hombre, con respuesta quebrada.
Ya no vuelve a manar, alimenta el olvido, es otoño sutil
que entre piedras se muere y al albor sobrenada.
Resonando adagios para torpes oídos, ya se acaba mi Abril,
con escrúpulo mido; es espejo traidor con medidas donadas,
donde nada concluye ni comienza nada, me destruye viril.
Ya desunen los lechos descubriendo hondonadas
y el candor juvenil en los mares del tiempo naufraga;
Es el tiempo no más, en axiomas, a mi lealtad ignorada.
Es un hoy y un ayer, un vacío inmenso que la vida se traga.
Son las viejas quimeras de una primavera que recuerdo lozana
que en su ir y venir, hoy los años pasados, en las sombras indaga
Sólo Dios mueve el péndulo de mi vida, con prisa temprana.
Solo el tiempo me envilece y es vaivén haga lo que haga.
Solo la vida es la tumba de mi nueva morada, ¿lejana?
Solo la contradicción disipada me hiere, como hiere la daga.