Y en el alma un cauce que desborda, mantiene la pasión perentoria, imperecedera es la esquirla clavada en la memoria, una especie de dicha dolorosa, un escarnio que no cesa en su oratoria
Solivianta los recuerdos, pasando a doblar la gloria, frondoso el bosque que no deja dilucidar esta historia, que quizá en su sin sentido mora su gloria, y me trae de tus tontos desvaríos a tus espacios de sombras
Es notoria y cruel la valía que denota, estupida inconsciencia que al borde del precipicio me coloca, fantasía de ese invierno que el cielo se inundo de esporas, que germinaron y me encerraron en el lado oscuro de una derrota
Y sigo aquí en mi sitio, en cada rincón de esta victoria, amarga, desnuda de todo recuerdo, teniendo que compartir mi destino y mis momentos de asociación con cada disociación que te nombra, que es cruz y martirio de mi bastarda deshonra