El alba se empeña en darme el rocío,
el sol su tibieza, el mar su esplendor.
La brisa acaricia este sueño mío
haciéndome dueña de todo tu amor.
La noche callada sabe lo que ansío,
la Luna me dice que eres mi señor.
Yo sé que ella miente, y muero de frío
sin tu voz, tu abrazo, y sin tu calor.
Corazón que abriga solo fantasía,
bellas ilusiones que me hacen dichosa,
pero de mis sueños me despierta el día.
Todo en mi es tristeza, nada es alegría,
pues ya de la vida no quiero otra cosa
que oír de tus labios: !Siempre serás mía!.