El tiempo, laberintos e iterativos espejos
fueron matriz generativa de tus obsesiones,
la erudición y la humildad preciados dones
en tu mundo vasto, de tránsitos complejos.
Mas la maestría de lo escrito sin reflejo
en la visión social de opuestas precisiones
sobre la vida cotidiana, y humanas emociones
del hombre común , ante tu cantar perplejo.
Los horrores de setiembre te alegraron,
porque tu genial ceguera fue sin visiones
del espantoso futuro real, y sin ficciones.
Fuiste artífice de quienes te ignoraron
por ambigua luz de selectivo espanto,
por eso unos alabaron, otros odiaron tanto.