Yo, sumido en una eterna cobardía
Ella, clamando sus dolores prostituta
En medio nuestras hijas en disputa
En siembras, de odio y de agonía.
Yo, preso de un miedo enajenante,
Ella, con gestos que simulan una risa
Paralizada y muerta en su sonrisa
Misa negra de infierno espeluznante.
Y la amé con fragor de adolescente
Fue virgen que marcara mi existencia
Con sus ansías tributos de indecencia
Fui embrujado muchos antes de los 20.
Yo insaciable en lujuria desbordante
Ella diosa pecadora, en mente fría
Aun con toda su exigencia desafiante
No encontró virilidad como la mía.
Niña o mujer, como hada o hechicera
Como novia, como amante, como diosa
Fue mujer que a la lujuria, pregonera,
Derrotara, como endeble mariposa.
Ella hereda a mis hijas y es triunfante
Es miseria que rechaza al resplandor
Soy un lago de amor, ya agonizante
Soy la triste inspiración de su dolor.
¡Increíble lo que heredan las pasiones,
Las más firmes, las intensas, fantasiosas,
Amarguras que envejecen corazones
Como lodo que se muere entre las rosas!.
Poza Rica, Ver., 8 de Octubre de 2007.
Antonio Reyes Patiño
Periodista pozarricense.
Cuando la pasión es absoluta, se hace siglos de placer que se disfruta en segundos