Alguien quiso hacer creer,
Que el ser poeta es ser loco,
Quizás algo de razón tenga,
Pero quizás sólo un poco.
Por que gracias a los locos,
La vida tiene alegría,
Quién no crea esta ironía,
Que se adentre a un manicomio,
Y me diga tras ver los locos,
Con cual se aburre viendo su vida.
Ellos están despojados,
De odio y de rencor,
Viven la vida en sueños,
Alejados del dolor,
Nosotros creemos que son lelos,
¿Pero alguien su cabeza abrió?
Creo que si esto sucede,
La sorpresa será mayor,
Su cerebro es igual al de todos,
Nada en el cambio ofreció.
Igual pasa en el poeta,
Igual pasa en un gran señor,
Igual pasa en el político,
El niño, el sacerdote y el pastor.
La diferencia esta en la forma,
Con que se llega al corazón,
Quizás más sabio sería,
Decir que los poetas niños son.
Por que el loco no crece,
Se estanca en su sin razón,
Mientras que el poeta,
Gira y se envejece,
Sin dejar de ser niño,
Y tener libre expresión.
Por ello aclaro a alguien,
Que quizás se creyó,
Que ser poeta es ser loco,
Yo le digo que no,
Salvo que a la locura,
Se le diga a la erudición,
Entonces ruego que vivan,
Mil locos como yo…