Tú abrigas con abrigo de ternura,
yo te abrazo, tú también me abrazas,
el deseo que hay en mí es brasa,
pero como apagar nuestra locura,
Tiras un beso y escondes el secreto,
el alma busca hallar en un suspiro,
burlonamente me dices: te admiro,
yo transpiro gotas gordas en aprieto.
El corazón es cómplice del amor,
para él latir en vacio es horror,
él, ni yo sabemos de competencia.
Lo sé, tú quisiste más, pero yo amo,
y lo mío siempre es puro y sano.
El tiempo dará su real evidencia.
Autor: Alcibíades Noceda Medina