Cuando era pequeño, mi madre decía
que la lluvia era el llanto de cielo
que la gruesas gotas que cubrían la tarde
eran los diamantes del dolor de Dios.
Por tanto maltrato a la madre tierra
vertía en sus montañas si furia divina
y todo el torrente de tanta agonía
limpiaría al gris mundo tanta ironía.
Y hoy al ver mi casa toda derruida
aprieto en mi puño toda mi impotencia
veo el llanto en la calle,pena y sufrimiento
desgano,apatía,total desconsuelo
y un coraje inmenso que crece en mi ser.
Y en esta mañana nadando en el lodo
respirando muerte, sintiendo escozor
recuerdo en mi mente las palabras sabias
que me aconsejaban que cuidara el agua
que algún día mi suerte tendría otro color.
Que no usara tanto mi viejo automovil
que no me peinara con el aerosol
que amara con mi alma mi patria y mi tierra
que cuidara el árbol de la fiel pradera
y fuera el escudo del aire y del sol.
Jamas hice caso,pise los maizales
robe de mi bosque las ramas verdosas
queme mi horizonte,llene con basura
los mares,los ríos,pozos las lagunas
y mate a las aves, solo por placer.
Este es mi regalo de tanta soberbia
todo lo que sufro,yo lo provoque
fui un cruel mercenario torturando el valle
un loco inconsciente mojando mi calle
pisando en el suelo la miel de la vida.
Ahora me maldigo con todas mis fuerza
desgarro el vestido de mi presunción
espero que un día vuelva a ser mi espacio
el lugar hermoso, el sitio sagrado
y que me perdone, por todo mi Dios.