En el día de ida
reclamadas me serán seguramente,
las deudas que viviendo he contraido;
una vez más
pesarán a mi favor,
el amor que a manos llenas
he recibido y cual espejo
reflejé en cada acto.
Sabedor soy de todos,
todos mis pecados,
sé que de todos seré absuelto,
excepto de uno,
que yo mismo exigiré-
se me castigue
y me condene,
y ese es-
el haberme quemado los ojos,
derrochar la tinta
en mil derroches,
y mancillar el papel,
que sumiso e indefenso
permitió firmar mi nombre.
Pero antes del martillo y la condena,
querré sabér,si alguno, solo uno
de todos mis poemas
consiguió mover alguna fibra,
un sentimiento, someterse al amor,
rodar la lágrima;
entonces pediré humildemente,
también de este hermoso pecado,
por favor se me perdone.
avelino
02/07/2mil
07:00