Salí a tu encuentro
donde el tálamo del verso
alcanza su sentido.
Te encontré tumbada
bajo un cielo de lágrimas
que difuminaban de tus ojos,
sus destellos.
Me he sentado junto a un poema
que hablaba de tristezas,
de amores que se van marchando.
Tú no te diste cuenta,
tenías el corazón helado
y tus manos no iluminaban
el lienzo donde viven tus palabras,
y empecé a leerlo, con el calor que
siempre me alcanza cuando lo hago,
y lloré a tu lado entre suspiros nuevos
donde, sin darnos cuenta,
la sombra cenital de la esperanza,
como las alas deun ángel,
encontró un árbol nuevo donde cobijarse
y un canto de trinos
se hizo eco sonoro de los pajaros,
y asomó a tus labios
la alegría que conozco,
y descansé de nuevo en tu sonrisa
donde todo al fin se soluciona.
Sé que te diste cuenta
de que no estabas sola,
que el amor siempre permanece
aunque a veces no entendamos
las razones que rigen al sentimiento.
Y te iluminaste toda
como un faro de papel
donde te vi escribir un verso
que hablaba de esperanza,
de amores que se van
y de amores que siempre nos llegan.