“Por Dios que vales la pena . . .â€
Eres muy dulce, Tecuena,
como toda la “miel buenaâ€,
bendita seas, Tecuena,Â
donde quise a mi morena.
Pareces un sombrerito
que flotando está en el lago,
figura de panquecito
de las olas empalago.
Remando voy a tu encuentro
quiero evitar la congoja
en las aguas, ya, me adentro,
visitarte se me antoja.
Las ondas en ti convergen,
burbujeantes te oxigenan,
espumas que se sumergen
poco a poco se serenan.
Todos los peces te adoran,
trucha, charal celestial,
en lo profundo bien mora
pescado blanco imperial.
Andan bogando las naves,
altas montañas cercanas,
al trinar, concierto de aves,
el viento hace caravanas.
Sopla, silbando, resopla,
cuatro puntos cardinales
de norte a sur, como copla,
lo envidian algunos mares.
De los volcanes provienes,
a Pátzcuaro perteneces,
p’urhépechas son tus genes
isleños, . . . te los mereces.
Una cruz, allá, en la cima,
al frente queda Janitzio,
Yunuén, Pacanda, te estiman,
el aprecio es beneficio.
Que las nubes se desgajen
aguaceros bañen rostros,
que las gotas siempre bajen
Tecuenita es de nosotros.
Quisiera pisar el muelle
tu farito me enternece,
que este amor por ti se selle
guÃa mi lancha que se mece.
Duraznos, chile perón,
capulines, las guayabas,
chayotes, verde limón,
nÃspero, higueras, granadas.
Aguacates, verde lima,
chirimoyas, fiel carrizo,
en Michoacán, huerta fina,
porque Dios asà lo quiso.
Hoy, que tienes tirolesa
que emerja la economÃa,
demuéstrale tu grandeza
al turismo dÃa con dÃa.
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda
Isla Tecuena, Pátzcuaro, Michoacán de Ocampo, México, julio del 2014
Dedicado al Profesor, Federico Morales López
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