La gota de hiel que desbordó el vaso,
la que me ha llevado al triste fracaso,
es la gota amarga que me ha detenido
en tomar venganza contra quien me ha herido.
La gota de sangre que brotó en mi ocaso,
la que derramé en mi débil paso,
ha sido la gota que me ha redimido,
por ella conozco al que me ha querido.
La gota de miel que en cada portazo
dejo de regalo brindando mi abrazo,
es la gota dulce que me ha engrandecido,
sin ella no vivo, por ella he vivido.
La gota de amor que en mi verso trazo
de mi corazón, no es solo un pedazo.
Te doy cada gota porque siempre has sido
mi Dios, mi Señor, quien me ha comprendido.