Los leños se chamuscan con mesura,
envolviéndote con sutil resplandor,
destacando tu adónica figura,
despertando en mi un deseo arrollador.
Las almas confundiéndose en los besos,
nuestros cuerpos por fin entrelazados,
arrebatándonos con embelesos,
en el rito de los enamorados.
La chispa del volcán de los deseos,
ha brotado con fuerza arrolladora,
provocando alocados bailoteos,
y una incandescencia cegadora,
con múltiples colores centellea,
mientras es nuestra entrega, encantadora.
®Susana Valenzuela
13-10-09