Enamorada

La señora de la casa leía la biblia callada pasa un pajarito y la roza con sus alas. Lo miró asombrada el pajarito mimoso en su falda se posaba con cariño la picoteaba ella lo miró con miedo y se quedó sin el habla. Haya te espera un buen hombre me dice cuanto te ama ha visto tu tristeza viene a darle luz a tu alma. ¿Que dices ave de paso? ¿no sabes que soy casada? y aunque no me vea feliz debo respetar mi casa. Con él lo tendrás todo será tu amigo del alma él te dará mucho amor ya no habrá en ti ese vacío que ahora aflige a tu noble corazón. No tengo nada no soy dichosa mis ojos secos ya no lloran no sé cuando amanece ni cuando oscurece pero soy mujer casada y seré fiel hasta la muerte. Tu vida es primero tu felicidad también corre donde ese hombre él te sabrá comprender podrás volver a reír lágrimas te hará brotar pero esas lágrimas serán de felicidad. ¿Y cómo sabe él qué sufro? Yo nunca salgó de aqui no tengo con quién hablar nadie me visita a mi ¿entonces porque ese hombre sabe tanto de mi? Él te cuida cuando sola estás sabe lo que piensas y hacia donde vas le has pedido mucho todo te lo da solo quiere que lo ames y qué te dejes amar. Ave tentadora no me hagas pecar si hago algo malo tú lo pagaras soy mujer casada señora de hogar y una falta mía me puede costar. Solo él quiere tu felicidad qué lo busques y lo encontraras anda no pierdas el tiempo pues esperándote está agárralo de la mano y olvídate de lo demás. ¿Cómo se llama ese hombre? ¿Donde lo puedo encontrar? Quisiera poder hablarle para asi verificar que todo lo qué me has dicho es una gran realidad. En ese libro que tienes está toda la verdad él está junto a tu lado con él acabas de hablar Le pides todos los días él te viene a consolar Él se llama Jesucristo nunca te va a abandonar. La señora de la casa lloró de felicidad ese libro que cargaba la habia venido a tocar ese hombre que la amaba era alguién celestial que por medio de esa ave le hizo ver la verdad para demostrarle al mundo de lo qué era capaz. El ave tranquila voló la señora al fin sonrió abrió su biblia y llorando oró por fin había venido a su vida la felicidad pérdida y el amor de un hombre que nada le exigía. Oyó su voz desde adentro muy suave, muy pura y mientras ella arrodillada caía, oyó bien claro lo qué aquel ser le decia. Quiero verte feliz hija mía a tu marido le llegara su día sigue tú leyendo la biblia búscame siempre, no te faltara ni la paz, ni el gozo, ni la dicha. La señora de la casa ya no sufre ahora canta esos himnos a Jesús y también sus alabanzas. El marido la contempla pero no le dice nada ella se regocija siente que llegó la calma siente una luz que penetra hasta el fondo de su alma la señora de la casa está locamente enamorada, enamorada de aquel ser qué la quitó de las penas y le dio una nueva vida y una nueva esperanza.