Llovizna a goterones fértiles,
a gotas de sudor pendiente,
de densos goterones de miel,
que ruedan por tu suave vientre,
caen cual cascada vertiente,
como una escarpada peralte,
sinuosidad mansa de aguamiel,
mordiendo tu pelvis envolvente,
acurrucada en simétrico eje,
en tu escultura como imanes.
Es un soplo sensual, solamente,
más húmedo fuego humeante,
un líquido, un sudor penetrante,
vaivenes de amor con oleaje,
en movimiento extasiante,
haciéndose dúctil, espesándose,
cae el sabor a tu boca, lame
los goterones susurrantes,
hace tornados zigzagueante,
elevándose con deleite.
Rompeolas abandonadas,
empapando mi vientre inerte.
Veo en sueños tu desnudez,
siento tus besos goteantes,
con las caricias como calmantes
saco fuerzas para mirarte.
Y entonces, ya mi cuerpo siente:
una suave dureza caliente,
pegarse entre mi carne,
y piernas espigadas juntándose.
Comienza la danza de los besos,
sacude extasiados gemidos.
Estoy mirando, oyendo, sintiendo
las olas del mar en el cuerpo
gritando un silente te quiero.
Y aunque cierre los ojos, pendo,
de los goterones que palpo,
a través de un huracán en celo,
como medusas en río turbio.
corriendo sus aguas por mis huesos.