Reducida en su forma màs inmediata, la experiencia poètica es un placer, una relaciòn ùnica con lo real o imaginario que suspende, asi sea por momentos nuestra facultad razonante.
La poesìa nos seduce y la fascinaciòn nos lleva de la beatitud a la repulsiòn, del agrado al dolor.
Me gustaria que no aspiraras a ver lo nunca visto; sino, a ver como nunca se ha visto. Ver el mundo con otros ojos, verlo como si tu mirada fuese la primera mirada. Visiòn brutal e inmediata. Limpidez casi inhumana, muy pocas veces conseguida.
Entre tu mirada y el mundo se interponen imàgenes previamente manufacturadas por el hàbito, la cultura o las ideologìas. Lo primero que debes hacer es limpiarte los ojos de las telarañas del mundo. La experiencia es vertiginosa y literalmente cegadora: El mundo nos salta a los ojos con la ferocidad inocente de lo demasiado vivo. Aprendes a ver sin intermediarios: aprendizaje que nunca termina, ascetismo de la visiòn. Que la mano obedezca al corazòn y no a la cabeza, hasta que la cabeza deje de pensar y se ponga a sentìr, hasta que la mano conciba y el corazòn piense.
Ver al mundo asi es verlo con todo el cuerpo y el espiritu, reconquistar la mirada original, la que teniamos al nacer, la primera mirada: La que no es antes ni despuès del pensamiento, la mirada que piensa, y esa mirada arrancarà la corteza del mundo, lo abrirà como un fruto y te daràs cuenta que la realidad no es lo que vemos sino lo que descubrimos.
Ver el mundo con otros ojos significa dos cosas distintas: verlo con ojos nuevos y verlo con ojos que no son los nuestros.