Sobre mi hermana melliza e In Memoriam de mi madre inmortal, otra vez.

Éranse una vez mi padre: Damián Paniagua Díaz: Consorte,

y mi madre: Constancia Manzano González: Regenta,

quien poco antes de la erupción de su Vesubio,

desde su silla asignada: sucia, vieja y destartalada,

me dijo que la paseara por donde hubiera niños.

tal vez creyó que estaba en el parque de la Plaza

de Patricio Martínez de Campamento, paisana de Muelle,

bañada en ruidos, suciedad y polvo en suspensión,

a causa del absentismo escolar, procedente de aquellos

chiquillos 'forasteros', futura carne de cañón, la mayoría de ellos,

para la propagación del evangelio, la difusión de la fe y la unidad de la Patria,

a los que mi madre a pocas fechas del final de su ciclo existencial,

recordaba con ternura. No hay quinto malo... pero sí Residencia Quinta...

no ya mala... sino fatal.

Mi madre tuvo un pedazo de corazón y una immensa alma inmortal.

 II

Gracias a su Dios, a su Santísima Virgen y a nuestro San Miguel patronal,

nos dio vida a los tres... a destacar a nuestra hermana, melliza mía,

quien 'murió' al día siguiente, de modo 'espiritual', en Plasencia,

en el macabro 'neonatal' de su Hospital General., el 13/9/1953,

cuando a Franco le quedaban dos telediarios,

(Finalmente... un cálculo de humanidades... puro y duro)

Mi madre llegó allí en primera clase, cómodamente instalada, eso sí,

a lomos de una burra, bajo una tempestad... amenizada con rayos,

relámpagos y truenos, tras 22 kilómetros de aquellos... sin grandes apuros...

¿¡Y qué más!?...confiar en los restos de mi fe perdida para que se lo crea

y nos pueda ayudar a poner a nuestra búsqueda... punto y final.