Tomados de la mano
Tanto sufría al comprobar, que era sólo una niña!
aunque despertaba mi pasión a cada instante,
pero eran nuestras edades tan distantes,
que debía trazar entre los dos, tamaña línea.
La consideraba una discípula perfecta,
aprendía con presteza casi infinita,
notaban todos que era mi predilecta,
mientras trataba apartarla de mi vista.
Todo lo que hice por olvidar, fue en vano,
debí con turbación, mi sentimiento confesar,
fue una sorpresa, la niña no se llegó a abrumar,
y comenzamos a caminar, tomados de la mano
® Susana Valenzuela 05-08-09