Te marchaste cuando màs te necesitaba.
Fuiste como un mar, y sobre tu piel nadaba;
tus cristalinas aguas por mis poros penetraba,
y yo frenètico, en tus entrañas buceaba.
Esperè ancioso que un dìa retornaras,
percibiendo en la atmòsfera tu perfume;
cuya fragancia me embriaga de pasiòn,
llenando mi vida de luz y de amor.
Retornaste cuando menos lo esperaba,
y sobre tu piel volvì a navegar;
fuè un impulso irresistible de la carne,
apasionada entrega, de ensueño y de locura.
Nuestra entrega fuè preludio del olvido,
no he de morir bajo el influjo tu hechizo;
me he librado de tan cruel esclavitud.
voy a adentrame en las arenas del desierto.
Ya, sin tu amor, me considero muerto,
mi viejo corazòn ha dejado de latir;
no soy màs que un fantasma en el desierto,
me falta el efluvio de tu amor para vivir.