He renunciado al miedo para amarte.
Pude arrancar la duda, como se enjaulan los pajaros, sin preguntarles nada.
Supe en la entrega,
brindarte inestrenados besos,
cuando inaugure la cuenta regresiva,
que arranco el quejido de tu abrazo.
Porque todo lo he sabido al respirarte,
los secretos enigmas descifrados,
caracolas, murmullos, el oleaje del mar,
y el chasquido del viento,
entre los arboles.
porque todo el espacio se redujo,
contenido en tus abrazos.
Por eso ya no quiero nada,
y mi luna y mis soles te regalo.