Entre todas las flores de mi jardín,
crece una hermosa y bella rosa,
pequeña y pizpireta,
abre sus pétalos al viento;
entre todas las flores de mi jardín,
crece una hermosa y bella rosa,
coqueta como ninguna.
Un día,
al mirarme
en el riachuelo de mi jardín,
que junto a ella pasa,
y verse en sus aguas
claras y cristalinas,
bella y hermosa,
empezó a vanagloriarse
de su belleza y hermosura,
riéndose de sus compañeras.
Viendo esto una rosa
ya anciana y medio marchita,
le dijo:
que bella y hermosa,
es la belleza exterior mientras dura,
pues con el tiempo se marchita
y languidece,
apareciendo las primeras arrugas,
y dando lugar a la muerte,
no mires nunca la belleza exterior,
pues mírame a mi,
yo un día también fui bella
y hermosa como tu,
y mírame hoy,
ya estoy marchitándome.
Que bella y hermosa es la belleza
exterior mientras dura
pero mas bella y hermosa,
es la belleza interior
de todos y cada uno de nosotros,
pues aun pasando,
¡ mucho!, ¡ mucho tiempo!
¡ esa!, ¡esa!
nunca muere,
ni se marchita
y perdura por siempre.
Fernando Pérez Rodríguez