Hoy me siento diez años más viejo,
hoy no tengo ganas de hablar ni reír,
han quedado desiertos mis sueños,
siento que mis fuerzas no dan para mas.
Hoy me siento más vacío que nunca
y te busco en la casa
y te llamo en las sombras,
sabiendo de sobra que tu ya no estás;
sólo me contestan las mudas paredes,
los viejos retratos y un eco fugaz.
Hoy me siento triste y, también, acabado;
hoy el viento helado me tortura más.
Hoy que tu te has ido, yo estoy desolado,
pues de sobra entiendo que no volverás.
Queda tu recuerdo que habita en mi mente
y el amor ferviente que nunca se agota,
queda la memoria de tus bendiciones,
de tus oraciones la canción remota.
Queda en mi el ejemplo que tu me has dejado,
quedan tus consejos, tu recuerdo amado,
los sabios principios que me has inculcado;
pero al verme solo, triste, abandonado,
también me he quedado con el alma rota.-
Eduardo Ritter Bonilla.