Mientras el tren avanza
encaramando a los rieles la diaria obligación, cerradas se muestran las ventanas
que miran al amor, y monótona la cuadra del corazón.
El marino cielo interior.. llevado de la mano por la aritmética,
consume cuanto hay de lumbre que ilumina el hondo valle de la ilusión.. abandonado con excusas, cualquier movimiento o escondrijo que perturbe la razón.
Si bien el solar sortilegio de tu mirada de amor.. a ratos desprende sus azulejos por toda dirección..
en estas regiones habítales el verano se agotó, y no hay modo de instalarte en algún rincón.
Si antes, la palabra extraviada, hería la piedra engendrando amor, a golpe de fuego y pasión.. ahora, no logra encontrar tu rostro entre la multitud, y el cuadro que pinta el frío interior, revela el amanecer inmóvil y distante factor “tal vez” del olvido común.