Desierto, imperturbable,
yace mi cuerpo,
sereno, inmutable,
extendido en silencio.
Emerges chula, altiva,
ante mi te muestras
luciendo tus virtudes
ocultas en leves telas,
eres sensualidad viva
savia entre mis quietudes.
Eclipsa tu cuerpo la luz,
tu silueta desnuda
inunda mi lasitud
y nace en mi la duda.
Me arropa tu sombra
del horizonte emergida,
entre las dunas rotas
se quiebra tu figura.
La integridad de mi ser
en voluble polvo vertida
cubre tu oscura piel
y sonroja tu osadía.
Levita tu piel vestida
sobre mi eterna quietud,
el viento de tus ropajes
de mi aleja la pena
de no hacerte el amor
sobre mi cuerpo de arena.